Influyente e innovador arquitecto de los años 30, optó por el hormigón armado en los edificios religiosos. Diplomado en Bellas Artes en París y galardonado con el Premio de Roma, diseñó varios edificios civiles y construyó una quincena de edificios religiosos, entre ellos la Iglesia del Espíritu Santo de París.

Una organización benéfica creada en 1931 por el Cardenal Verdier, Arzobispo de París, para construir iglesias en las afueras de París, proporcionar una comunidad local a los feligreses y, de paso, dar trabajo a muchos desempleados. Desde entonces, se han construido más de 300 iglesias y edificios parroquiales.

Lugar donde reside el arzobispo, así como el territorio que agrupa varias diócesis u obispados de una misma región, que forman una provincia eclesiástica bajo la jurisdicción de un arzobispo metropolitano.

Del griego, kryptein, esconder. En su origen, lugar subterráneo, utilizado o construido como tumba para los mártires y sobre el que se edificaba un lugar de culto. Se encuentra en
normalmente bajo el presbiterio de la iglesia, pero también puede construirse y acondicionarse como iglesia inferior, bajo el edificio principal.

También conocido como rectoría, lugar de residencia del párroco o del alcaide.

Del griego pentêkostê, quincuagésimo, acontecimiento que tuvo lugar cincuenta días después de la Pascua y la resurrección de Cristo, marcando la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y el nacimiento de la Iglesia. Este don del Espíritu se manifestó « por fuego repartido en lenguas » (Hechos 2, 1-14).

Ceremonia o rito solemne por el que se destina una iglesia al servicio de Dios como lugar de culto y oración, recibiéndola bajo la advocación de un santo y entrando así en la categoría de lo sagrado.

La teología cristiana reconoce al Espíritu Santo como la 3ª persona de la Trinidad, la misteriosa realidad de un Dios único en la unidad amorosa de tres personas distintas, iguales e indivisibles, el Padre, el Hijo y el Espíritu.